jueves, 2 de noviembre de 2017

Novela negra, Guillermo Mercado.



Editorial
Hoy, hace 22 años ( 5 de noviembre de 1995) un avión carabelle II de fabricación francesa aterrizó en los Llanos de Baturi con 15 toneladas de cocaína, con destino a la Unión Americana. Para esto el equipo de Guillermo Mercado Romero prestó apoyo logístico, junto a las huestes del Yanqui (comandante de la PGR) quienes recibían  70 mil dólares de los Arellano Félix para el pago de sus nóminas, según declararía en Los Cabos el Delegado de la PGR.
Una vez que el Ejército mexicano tomó las riendas de la PGR en BCS, el capitán Rodríguez nos confió que, dos años después del avionazo, vigilaba el rancho de Maribel Cosio, en las inmediaciones de Santiago BCS, pues se tenía la sospecha de que Guillermo Mercado tenía escondida (enterrada) una pipa repleta de cocaína cuando de pronto empiezan a grabar una escena donde el entonces gobernador suministraba cocaína a una jovencita de 16 años de edad, para después abusar de ella.
El capitán Rodríguez llegó a esta editorial con el video del abuso sexual pero no se aceptó pues nos pareció de mal gusto. El favor era a cambio de declarar en contra del jefe de la policía judicial del estado, en los momentos del avionazo, pues sus guardaespaldas habían golpeado a dos de sus agentes que se metieron, en persecución, a la casona del ahora (1997)  jefe de seguridad pública.
También ofertaron el programa Protección a Testigo, delante del periodista e informante de gobierno Elías Herrera, oferta que también fue rechazada pues los ‘investigadores’ no querían llegar más arriba del blanco perfecto, todo esto por instrucciones de la DEA (Administración para el Control de Drogas, por sus siglas en inglés)
La publicación del libro Avionazo en Baturi fue posible gracias al pleito que se agenciaron los adversarios políticos del PRI y del PRD evento que se aprovechó para publicar otros tres que llevan por nombre Conspiración para Matar a Edith, Periodista Maldito y Los Carrola´s, ediciones que se lograron reeditar en un Estado en que el más ducho de los escritores lograba colocar 500 ejemplares regalados.
En los 90’s, hablar sobre narcotráfico, y sobre todo adjudicar su paternidad a los gobernantes, no cualquiera lo hacía pues temían perder la vida. Y sí, hubo la sentencia de hacerlo pero el Arquitecto del Universo aún no lo ha permitido pues cuatro veces lo han intentado. La primera orden se dio en La Jaula de las Locas ante un ‘Chiqueado’ que esperaba ansioso cumplir con el mandato gubernamental pero, otra vez, fuerzas Celestiales no lo permitieron al chocar su carro el presunto contratado, contra el carro del Director de Gobierno, quienes andaban bajo el estado etílico que los caracterizaba.
La novela la prologó el gran maestro Federico Campbell, para enseguida recibir las mejores críticas de los también excelentes escritores Edmundo Lizardi, Sergio Ávila, Neto Adams y del periodista Mario Santiago. Hubo voces en contra que no se atrevieron a publicar sus comentarios pues eran de esas voces que todos conocemos como chayoteros.
En 2018, varios de los protagonistas (y cómplices) de aquel Avionazo en Baturi, de la muerte de Edith, Periodista Maldito y de Los Carrola´s querrán regresar como funcionarios públicos, incrustados en diferentes partidos políticos pues ya se están ofertando como precandidatos aprovechando la cosecha de lo que ellos sembraron: La Violencia.


Preparativos en Baturi


   El Chicle Hirales llegó con un paquete de cocaína hasta donde estaba parqueado el Grand Marquíz de Jacinto diciendo  -- ¡Pónganse abusados! Dice la doña que si le hacemos un paro nos va regalar una línea -- La noche era oscura, el área despejada de la ex pista aérea de La Paz la hacía más tenebrosa. El Aceituna se removió en su asiento trasero.
  -- No, no vámonos -- Le contestó Jacinto -- es bronca de ella, no tenemos porque agarrar asuntos ajenos.
   Rodó el vehículo sobre la pista aérea hasta donde estuvo instalado el palenque de gallos, los días de carnaval panista, como dieron en llamarle en alusión a que en esos tiempos manejaba el Ayuntamiento el Partido Acción Nacional. Les platicó, al doblar en el coche para tomar la avenida J. Múgica, que la última noche de palenque, había dejado al Temo y al Grillo con los hijos del dueño del negocio. Esa noche secuestraron a uno de esos hijos de Raúl Olachea, solicitando los plagiarios, entre los que se encontraba José Luis Esperanza Ricart, 20 millones de pesos. El trueque se hizo rápido. El dinero lo depositaron otro día en el monumento conocido como El Molinito que se encuentra a la salida de la carretera que conduce al puerto de Pichilingue. Entre las sombras se alcanzó a distinguir al Condorito Real y al Palas Leyva.
   -- Uta madre -- Interrumpió el Chicle -- contigo no se puede, conoces un chingo de cosas donde están inmiscuidos los judiciales, ¿no tienes problemas con ellos?
   -- No, es que no todos los judiciales son bandidos. La mayoría se tiene que aguantar lo que saben porque necesitan el trabajo. Algunos jefecillos le han dicho a la palomilla que no platiquen conmigo, pero les vale -- Cortó la conversación al decidir llegar al bar California.
   Después de un pericazo en el estacionamiento se bajaron a saborear la cerveza helada que caracteriza al lugar. Al entrar vieron al jefe de custodios de la cárcel pública que se divertía en compañía de otros amigos. Un organista trataba de amenizar el ambiente sin lograrlo. La madona, como le decían a la jefa de meseras se acercó a los recién llegados -- Qué milagrooo -- Saludó con esa cancioncita propia de las damas del sexoservicio -- y tu Jacinto ¿junto con estos cabrones? Algo se traen entre manos, no por mansos andan orejanos.
   -- Qué pasó Mam -- Terció el Chicle -- Jacinto nos invitó unas ballenas como amigos, le vamos a tocar el día de su santo -- En el salón se sentía una especie de frío indescriptible.
   -- No te creas es vacilada -- Respondió la madona. Luego se sentaron en unas sillas de lámina. Las sintieron heladas.
   -- Tráenos unas caguas ¿no? -- El sexoservicio se hizo presente. Las 3 únicas mujeres se sentaron con ellos. La madona le hizo señas a Jessy para que invitara a la cama a Jacinto.
   Después de un pequeño intercambio de palabras, Jessy le dijo a Jacinto -- Eres a toda madre, la mam me dijo que te tratara bien.
   -- Pensé que era por iniciativa propia -- Le respondió acariciándole la mejilla.
   -- Tu sabes -- Le pasó la mano por  la entrepierna -- aquí se hace lo que la jefa ordena, pero en esta ocasión me gusta.
   -- ¿No te has enterado de asuntos buenos en estos últimos días? --  Le   cambió   la   conversación   para   aprovechar   la disponibilidad que da la primer impresión.
   -- No, yo no -- Respondió rápido -- pero la jefa a lo mejor, casi no vengo por aquí, estoy trabajando en el hotel Marina.
   -- Ahí como se ven cosas ¿verdad? – Insistió.
   -- Con decirte que a los días que mataron al cardenal Posadas Ocampo -- Respondió con mayor confianza -- en uno de los cuartos estuvo escondido uno de sus matones. Decían que era Micke Tayson y que no nos asomáramos porque era muy culiador ja ja ja, que había violado a una negra que iba a ser señorita Estados Unidos.
   -- Más bien que dejó de ser señorita ja ja ja.
   -- Orita vengo -- Le dijo el Chicle al oído -- voy a hacerle un paro a la jefa, quiere comprar un perico.
   -- Mucho cuidado con los chotas -- Le dijo -- ya ves como son.
   -- No te preocupes, con un gallo jalan parejo -- Jacinto le entregó la llave del auto en los momentos de levantarse para ir al baño.
   En el mingitorio sintió que alguien entraba -- Hola, es muy peligroso quedarse solo -- le dijo a sus espaladas José Carballo -- yo siempre ando con mis muchachos.
   -- Quiubo cabrón -- le contestó Jacinto -- hace rato que te estamos camelando, el Chicle salió por la palomilla -- el jefe de custodios presintió que algo raro tramaba el reportero que tenía fama de maldito -- ya me dijeron que te gustan los trompos cuando andas pedo.
   -- No, no, no, estoy pasando un rato muy a gusto, ahí nos vemos -- Salió sin haber orinado.
   Cuando la impaciencia empezaba a manifestarse en el rostro de Jacinto, asomó la cabeza el Chicle. Le hizo señas para que se acercara a la mesa -- Que ondas -- Dijo despreocupado -- nos quedamos afuera, la madona se esta dando una polveada -- añadió  entusiasmado pero en voz baja -- ¡Fíjate que tiene información de la Van y sus tripulantes!
   -- ¡Dile que venga! -- Apresuró a decir -- esos cabrones custodios me quisieron asustar cuando fui al baño, les salió cola, ja  ja,  a  José  Carballo  le  dije  que  habías  ido  por  la palomilla -- arrastró una risita que más de valentía era de miedo. Con la llegada de su amigo liberó la angustia que sentía al haberse quedado solo con el Aceituna ya que dedujo que era un cobarde para el pleito. Al terminar de hablar llegó la jefa de meseras.
   La madona se apuró a expresar -- ¡Oye! -- Bajó la voz -- me dijo el Chicle que andabas investigando sobre unos batos que andaban en una Van verde metálico, aquí estuvieron, pero mejor platicamos mañana en mi casa del ejido Chametla, voy a hacer una carne asada, es mi cumpleaños.
   -- Oquey, pero esta noche cena pancho.
   -- No te preocupes, ya le dije a Jessy que fuera contigo, nos vemos porque ese güey de José Carballo se nos queda viendo muy feo.
   A las 2 de la madrugada salió el reportero del brazo de Jessy sin despedirse de la madona con la intención de no despertar suspicacias entre los compañeros del jefe de custodios. Fue en vano. Uno de ellos salió tras la pareja. Sin que se dieran cuenta, el Chicle y el Aceituna lo empujaron a un reservado donde lo golpearon en la barbilla para dejarlo inconsciente. Jacinto se dio cuenta del incidente por lo que esperó afuera la llegada de sus amigos.
   -- ¡Vámonos! -- Se apuró en decir el Chicle -- descontamos a un güey que salió detrás de ti.
   -- Me di cuenta, ya lo estaba esperando -- Les enseñó una pistola calibre 25 que portaba cada que salía.
   Subieron al auto riendo -- Ja ja ja
   A los minutos se quedaron los amigos en la casa de el Chicle -- Nos vemos mañana para ir a ver el lugar donde quemaron la Van -- Les dijo Jacinto.
   -- ¡Ah si! De verdad -- Quiso aclarar el ventajoso músico -- déjanos para la cruda ¿no?
   -- Toma, con un tostón se hace mientras llego -- Le alargó la mano con un billete de 50 pesos, luego dio vuelta en U por la calle Márquez de León. Al llegar al bulevar Padre Kino dobló a su izquierda hasta la avenida 5 de Febrero donde la mujer empezó a acariciar la pierna del osado periodista. 
Para cuando llegaron a la calle Abasolo, ya la mujer le iba acariciando los bellos del pecho. Tomaron la carretera transpeninsular hasta llegar a la meta que utilizan los pilotos de las carreras de Off Road conocidas como Mil Millas, dobló a la izquierda hasta llegar al portón del hotel Desert Inn.

   -- Deme un cuarto -- Le pidió al administrador nocturno.
   -- Pásale al ocho -- Le dijo al recibir la paga.
   La mujer, una experta en el sexo al entrar al baño llamó a su compañero -- Mi amoor -- Deslizó el llamado para excitar más a su nuevo hombre -- ¿Quieres venir a restregarme la espalda?  -- añadió convincente.
   Las exuberantes tetas esperaban erguidas. La piel se les puso como cuero de gallina. Se besaron en la boca, las lenguas se retorcían suavemente mientras que sus manos se deslizaban por los cuerpos. De ahí pasaron a la cama. La dama se llevó una sorpresa, su amante la transportó al cielo con sexo oral -- Papacito, eres fenomenal, me haz hecho terminar dos veces, quiero que te subas... por favor -- La penetró lentamente. A medida que se movía, la mujer gritaba de placer, la llevo por rumbos desconocidos, se sentía en el limbo, ora en el cielo, ora en las nubes. Llegó el momento en que sintió que caería a un pozo profundo, sin fondo -- Ag -- despertó bruscamente de ese viaje -- Papi, que feo sentí, parecía como si me fuera tragando la tierra, como si me cayera a un pozo oscuro -- se inclinó al buró para alcanzar un cigarrillo que luego de 2 bocanadas se lo pasó al hombre -- Fíjate que la madona salió con los amigos de la Van verde, llegaron una noche buscando al Palas Leyva después de un rato de platicar, fueron a comprar coca.
   -- Mañana hablaremos de eso -- Ahora él le cambió la conversación -- recuéstate en mi hombro ¿Dices que te llamas Jessy verdad?
   -- Sí, en el bar me llamo Jessy pero en mi casa me pusieron Elvira, Elvira Domínguez, no sé si conociste al Lagartijas Campos, como tú eres periodista tal vez, aquel señor que mataron atropellándolo frente al Centro Comercial Californiano, hace varios años, ahí quedó tirado mientras que su asesino huía, ahora es senador de la República y quiere ser gobernador, creo que se llama Juan Carlos Moro Buendía -- una lágrima rodó por su mejilla izquierda.
   -- No le recuerdes si te hace daño -- Le acarició el cuello, la oreja, el hombro. Pasó sus labios por el pezón izquierdo, luego al otro. Bajó su boca acariciando con su lengua el ombligo, la sintió temblar, bajó más. La dama lanzó un gritito apagado. Abrió las piernas, temblaba, gemía. Bajó más. Sintió una descarga eléctrica.
   El sol los sorprendió abrazados. Se metieron al baño, sus cuerpos jóvenes respondieron, la dama se llevó el miembro a la boca. Jacinto comprobó que ella también sabía transportar los sentidos al limbo. La dama le hizo el sexo oral despacio, sin prisas. Recordó la película garganta profunda. En los instantes que sintió que le tocó los testículos contuvo la eyaculación -- Ven, vamos a la cama -- Le dijo jalando suavemente sus cabellos. Luego la penetró con lujuria, con brutalidad, como un macho cabrio.
   -- Espérate -- Pidió Jessy -- me duele mucho, mejor me los como.
   -- Bueno -- Dijo el caballero -- si es de tu agrado.
   -- El Palas -- Dijo la dama después de haber encendido otro cigarrillo -- andaba con los amigos de la Van, traían a la Flaca, ella si sabe qué ondas.
   -- ¿Porqué quieres ayudarme en este asunto? -- Preguntó -- ¿Hay alguno de los que andaban en la Van que te causó algún daño?
   -- ¡No, para nada!, pero mi papá murió atropellado por un cabrón que se dice impartidor de justicia, nuestra infancia pasó con un chingo de privaciones -- Los resentimientos de la mujer empezaron a salir cual catarsis sicológica -- ahora soy una puta -- un par de lágrimas traicionaron la psique de la mujer.
   El día 27 de octubre de 1995, en casa de la madona durante la pachanga se asaron costillas de res que comieron con salsa mexicana, guacamole, tortillas de harina, rábanos y pepinos;  los  niños  corrían  de  abajo para arriba. El ambiente familiar hacía sentir inquieto al reportero que fue sacado de su absorto pensamiento al escuchar que se dirigían a él -- Ya supe banyillo -- Le dijo la madona -- le hiciste un buen jale a la Jessy, esta muy contenta contigo, ella trabaja de mucama en el Dingy ¿no te lo dijo? Va para el bar California sólo porque quiere conocer gente común y corriente. Allá en su trabajo llega pura gente de dinero aunque se dice que algunas personas parecen más vulgares que las que van al California, es más, una vez me contó que a los días que mataron al Cardenal Posadas Ocampo, estuvo escondido un tipo del que decían que era Micky Tayson.
   -- Oye, pues si que sabe mucho tu amiguita -- No le quiso decir que su amante ocasional ya le había platicado algunas cosas.
   -- Si, pero me pidió que fuera yo la que te platicara algunas ondas porque a ella le da mucho miedo.
   -- Déjamela, yo voy a platicar con ella ¿Qué sabes de la Van verde metálico?
   -- Ya has de saber quiénes andaban ¿verdad? El Chicle es más mitotero que la chingada, verás, resulta que la noche que quemaron la Van, estaba trabajando a un bato en el monte cuando llegaron tres carros, dejaron la camioneta en medio del arroyo y le echaron gasolina, yo pensé que le echaban agua para limpiarla pero no, después me di cuenta que era gasolina porque le prendieron fuego. Hubieras visto ja ja ja los bandidos andaban como locos, unas griterías que pa´que te cuento, reconocí al “Deivid” y al Lobato, andaban otros cabrones que no los conozco de nombre, tres güeyes a quienes les decían abogado, veintinueve o treinta y nueve, no recuerdo, uno de ellos le quitó las tapas de las copas de las llantas, quien sabe que chingadas señas le hacía el “Deivid”. Como una semana antes, los que te digo que no conozco y que andaban en la Van, llegaron al California buscando al Palas Leyva, andaba con ellos el Condorito Real, estuvieron un rato bebiendo y de ahí fuimos a comprar coca con el Marruffo, ahí por el Santuario.
   -- ¿Has  visto  a  este  compa  por  el  bar? -- La  interrumpió mostrando la foto del Güero Sol.
   -- No, a este bato nunca le he visto.
   -- Bien, no me acordaba -- Aprovechó el momento para retirarse ya que el griterío de los niños le removían el subconsciente por tener a los suyos abandonados -- quedé con el Chicle de pasar por ellos para ir al lugar donde quemaron la Van ¿No sabes si es en el mismo lugar por donde quemaron al periodista?
   -- Si, ten cuidado, ya no es como antes, ahora están matando a mucha gente, desde que se chingaron a Colosio las cosas son diferentes -- Añadió -- a ti te traen un chingo de ganas, el otro día me platico la Jessy que escuchó en el Dingy que a un periodista de apellido Romero le iban a poner un cuatro y que si no caía lo iban a quebrar, ¡cuídate mijo!
   -- Oquey, dile a Jessy que nos vemos más tarde -- Se despidió con un beso en la mejilla regresando el afecto que sentía por la madona.
  En la casa del Chicle, ya lo estaban esperando junto a éste, el Grillo, el Aceituna, Ernesto Cota, Rubén Riecke, Darío Ojeda, Simón Guzmán; todos querían ayudar en la investigación y de paso beber algunas cervezas gratis y, de ser posible, tratarían de influir en el reportero para allegarse una buena dosis de cocaína.
   Salieron a bordo del Grand Marquíz para de ahí comprar un cartón de 24 cervezas que acomodaron con hielo molido en una nevera -- Hay que llevar aparte un seis para la sed -- Dijo el Chicle que era el de la voz cantante entre su grupo de paleros.
   Una vez en el lugar del siniestro provocado, Simón, quien se decía el mejor perito de Baja California Sur, buscó y buscó sin encontrar evidencias -- Ya pasaron varios días y es imposible determinar qué fue lo que sucedió, además la escena del crimen está alterada -- Dijo convencido.
   -- ¡Cállate güevón! -- Contestó el Chicle causando hilaridad en el grupo por la ocurrencia.
   -- Ja ja ja.
   Se  quedaron  bebiendo  cervezas  bajo  las  sombras  de los árboles que le daban un toque especial al panorama. El viento agradable  que  corre  por  entre los cañones de la serranía los invitaba a recostarse para disfrutar aun más la naturaleza.
   Cuando caía la tarde salieron con rumbo a Todos Santos ya que durante la búsqueda de evidencias el Grillo les había comentado que sabía de muy buena fuente que el “Deivid” Villa había chocado una camioneta Explorer contra un caballo.
   -- Dicen que andaba bien cocaíno ja ja ja, lo que no supe si andaba con Rulesindo o con Auspicio Lobato Memorio.
   Antes de emprender rumbo, llegaron a un expendio de cervezas a la entrada de la colonia El Calandrio. Cuando bajaba Jacinto vieron pasar una grúa del yonque El Chino que arrastraba la camioneta color verde agua que irían a buscar -- ¡Vamos tras ellos, le voy a tomar unas fotos! -- Les invitó el reportero. Subieron presurosos dejando al despachador con el pedido de cervezas. A éste, en su mente le quedó la duda si no le hubiesen robado algunas cajetillas de cigarros.
   Las luces de las lámparas del bulevar Forjadores se encendieron al llegar a la calle Sinaloa. Sobre la misma avenida tomó la primera foto. De ahí siguieron a la grúa que dio vuelta por la calle Sinaloa. Frente al edificio del Consejo Tutelar para Menores Infractores tomó la segunda foto. El flechazo alertó a los tripulantes de un vehículo que escoltaba a los que arrastraban la Explorer. Dos cuadras más delante Jacinto dio vuelta en U para tomar de frente al chofer y acompañante de la grúa. Ahí captó el rostro del comandante de Robo de Vehículos de la PJE, Felix Crespo Cruz. Siguieron su camino con rumbo a completar lo que dejaron inconcluso; la compra de las cervezas.
   El resto de la noche la pasó en el departamento del abogado defensor de oficio de la federación, Juan de Dios Lemus Ortiz. Guitarras, mujeres y drogas alegraron al equipo que, de ahí en adelante, se convirtió en celoso investigador de lo que hacían los judiciales del estado comisionados con el yanqui  de  la  federal  que  se unieron a los grupos especiales los Angelitos y Mastodontes.
   Esa misma noche en las oficinas de la policía judicial del estado, Inocencio Deivid era notificado del incidente de las fotos.  --¡Déjalo! a de ser algún pinche periodista que quiere un billete, verás, el lunes lo tendrás aquí.
   -- El pedo es que al parecer es el vehículo de Jacinto Romero.
   -- ¡Ah cabrón! -- Luego corrigió -- no creo que sepa algo del asunto.
   -- Eso dice la raza, pero esta semana lo vieron por Chametla, en San Pedro, en Fidepaz, es más dice el Esparza que lo vio platoneando su casa.
   -- Dile a ese pendejo que por ahí vive la mamá de ese cabrón, qué no se imagine babosadas... bueno, vámonos, tengo que estar con Tirso y después con el Ringo, ¡ah! Se me pasaba, dile al Auspicio que Jacinto lo anda investigando por lo del secuestro del Güero Sol.
   -- Ah, si, deveras, también me dijo José Carballo que los vio en el bar California, que le pegaron unos chingadazos a uno de sus escoltas ja ja ja... me dijo que la madona le pasó información de la Van quemada.
   -- ¡Esa vieja no sabe nada! -- Contestó un tanto enojado al sentir que fue sorprendido en ese delito -- la palomilla solo fue con ella a comprar coca para el Santuario, no hay pedo -- le dijo para calmar la tensión -- de todos modos ahí les encargo a Jacinto para saber por dónde se anda moviendo.
   En el restaurante El Molino, esa noche del 27 de octubre, se reunieron los integrantes intelectuales del operativo bajada. Clodomiro Verdad Legaspy le recomendó a Tirso Molina que filtrara por la prensa la información de que saldría fuera de la ciudad. -- Por si sucede algún imprevisto el fin de semana -- Le dijo -- quiero que te comuniques con el yanqui por celular, utilicen la clave cinco -- todos escuchaban atentos, entre ellos Pablo Abaroa Tinoco, Antonio Peñuñuri Escobedo, Santos Martínez, los hermanos Legaspy Borbón. Ahí se enteraron que de la secretaria general de gobierno sacarían los dineros para el operativo -- Con cargo al ramo 33 -- les expresó.
   -- Ja ja ja ja ja -- Todos rieron con alegría.
   A media noche, en una casona de las calles Héroes de Independencia entre Cuauhtémoc y Sonora, el comando que estaría en tierra apoyando el operativo, enteraban a sus jefes sobre los avances y observaciones del día -- Anda un piche periodista que se le ha visto merodeando la casa de José Luis Esparza, por la Padre Kino donde vive Inocencio “Deivid”, por los departamentos donde están los Mastodontes y Angelitos, por la casa rosa de Fidepaz, por San Pedro además va muy seguido a Loreto donde andan las máquinas alistando la pista.
   -- Si, ya platicamos sobre eso -- Respondió Deivid -- es pura coincidencia, anda de borracho con una sarta de cabrones que supuestamente andan tras la pista de los secuestradores del Güero Sol -- bajó la voz acercando su rostro al oído de Auspicio -- ponte abusado, anda sobre tus huesos -- volvió a subir el tono de la voz -- también lo vieron por el ejido Conquista Agraria y no por eso creo que sepa lo del rancho Jesús María.
   -- Quien sabe -- Respondió  el Gordo Osuna que recién había sido comisionado para que vigilara el tramo carretero de San Pedro a Todos Santos -- yo tengo mis dudas.
   -- Bueno -- Terció el yanqui -- dejen eso, que alguien le ponga cola para saber por dónde se mueve.
   -- Ya lo estamos ubicando -- Respondió Inocencio.
   -- Oquey -- Siguió ordenando el comandante de la policía judicial federal Rafael Stanley Lugo -- quiero saber si ya esta arreglada la pista de Loreto.
   -- No -- Contestó rápido Inocencio -- el puto del administrador se rajó ¡espérate! Ahora que me acuerdo me dijo que vio a Jacinto el día que se entrevistó con el gobernador.
   -- ¡Ya estuvo! -- Respondió un tanto enojado el yanqui -- parecen chiquitos, ese güey anda por donde quiere porque es periodista, dejen eso, vamos a lo de nosotros ¿ya tienen la turbosina? ¿Las lámparas? ¿Para cuándo llegan los compas de la DEA? ¿Quién es el encargado de la  recepción?  ¿Ya  se arregló el asunto con René Paz Horta? -- El yanqui para tratar de impresionar a sus colaboradores habló de temas y nombres que solo los autores intelectuales del operativo Baturi tenían vía libre para mencionarlos. José Luis Esparza López no perdía detalles de la perorata del comandante federal donde revelaba los nombres de los protectores del narcotráfico Choyero.
   -- Llegan el miércoles o el jueves -- Contestó Inocencio Deivid -- hoy habló Tirso con el contacto en la DEA, también me dijo que los militares de aquí ya estaban puestos, que no hay pedos con ellos.
   -- Oquey -- Respondió mostrando confianza en sus muchachos -- ahora si quiero que noche tras noche se reúnan con sus jefes de cada pelotón, después, a las doce de la noche los quiero conmigo, a los puros jefes -- aclaró -- porque después se vienen todos a puro hablar de pendejadas.

La víspera


   Los hermanos Leal Quintero querían saber cuánto había investigado Jacinto sobre el secuestro de Armando para actuar en consecuencia. Si el yanqui estaba entre los plagiarios, utilizarían la amistad de un funcionario de mayor jerarquía de la PGR para procesarlo penalmente. Si sólo estaban los ayudantes de Tirso Molina y los mañosos de Tijuana se comprobarían que levantaron al capitán de barco para robarle y, de ser así los matarían. Si fueron exclusivamente los de Tijuana los participantes, se comprobaría que estos venían a cobrar venganza porque la gente del Güero Sol le dieron de balazos a unos jovencitos en el canal de Tijuana por haberles fallado en la distribución de la droga.
  Para no meterse en problemas, el periodista le hizo llegar un manuscrito, el día 28 de octubre, al secretario general de gobierno, a través de su secretario particular Hugo Puente, donde le informaba quienes estaban en el lío del secuestro, quienes en la droga y de la relación de estos con aquellos. Le describió la relación de Auspicio Lobato Memorio con el federal de caminos Carlos Arestegui a quien le dio las tapas de las copas de la Van verde metálico que puso en los rines de otra camioneta negra que cambió por una Jeep modelo 1995 color verde pistache utilizada por Ariel Appel.
   Los días pasaban y las exigencias de los hermanos Leal Quintero eran apremiantes para Jacinto quien esperaba una respuesta del secretario general. El día primero de noviembre, al no recibir respuesta, fue al despacho de Clodomiro Verdad Legaspy donde los atendió una dama que, sin  proponérselo,  corroboró  lo que el reportero se temía: ¡El
secretario general de gobierno estaba entre los autores intelectuales que comandaban a los grupos criminales!
   -- El secretario particular del señor anda para Loreto, me dijo que lo supliera unos días, el señor secretario general tampoco va a estar aquí el fin de semana -- Informó la dama.
   -- Pero en su casa si va a estar ¿verdad? -- Jacinto insistió con su cuestionario utilizando el método de inferencias.
   -- No, saldrá fuera de la ciudad.
   -- Gracias, le entrega estas fotos por favor -- Le alargó la mano con las transparencias del Güero Sol y de la Van verde metálico -- dígale por favor -- añadió -- que el federal de caminos no está en la polla, que sólo le cambió la Explorer a Auspicio Lobato por la Jeep verde pistache.
   -- Oquei -- Respondió la dama que creyó que el reportero también formaba parte del grupo especial de los Mastodontes -- con gusto le haré llegar su recado.
   Por la tarde buscó a un amigo que se dedica al mantenimiento de jardines -- ¡Compadre! -- Le dijo como si no lo anduviera buscando -- qué bueno que te encuentro, hazme un favorzote, ve a la residencia del Ringo a ofertar tus servicios, dile a la gente que te encuentres por ahí que el pasto tiene hongos, son más pendejos que la chingada y por quedar bien con el jefe te harán pasar.
   -- Pero esos cabrones están muy pesados.
   -- Mira -- Le dijo como buen Choyero -- quiero que dejes este pajarito en el garaje, donde están por lo regular los guardias o cerca de la piscina, en una de las sillas reclinables.
   -- ¿Qué pinches broncas traes compadre?
   -- Tu hazme ese jale y ya sabes, algún día te voy a regresar el favor.
   -- Le voy a hacer la lucha -- Le respondió alegremente -- no porque espero que me pagues el favor sino porque eres a toda madre con la palomilla.
   En esos momentos en el restaurante La Panga, Clodomiro Verdad Legaspy ultimaba detalles con Ramón Arellano Félix para determinar, por si pasaba algún imprevisto, quién sería el enlace con los jefes de primer nivel. De ahí Ramón se fue a entrevistar con su compadre Tirso Molina que estaba con el grupo operativo. A lo lejos el teniente de inteligencia militar Lepe Mendoza observaba los detalles de la entrevista.
Los nervios parecían hacer presa en los noveles participantes choyeros  -- Ya quedé con el Ringo -- Le dijo su compadre Ramón a Tirso -- los sucesos de la bajada serán notificados al yanqui para que este a su vez hable contigo y luego tú a nosotros.
   El yanqui desconfiaba del Ringo porque si pasaba algún incidente, éste no sería molestado por ser el protegido del cartel de Tijuana. Para quedar bien con ellos, Rafael Stanley decidió participar directamente en el operativo de tierra. En esa reunión se decidió que la bajada sería en Lomas de Baturi porque el periodista Jacinto Romero ya les había descubierto parte del plan.
   Más tarde, Tirso Molina citó a sus corifeos de la prensa para que informaran que estaría fuera de la ciudad en un curso de capacitación en San Diego California.
   Por su parte el Ringo estaría en el rancho Jesús María donde se encontraban los agentes de la DEA. Uno de estos agentes, porque así tienen de controlado al país, fue el enlace del Pentágono con la presidencia de la República en el complot donde perdió la vida Luis Donaldo Colosio Murrieta.
   Mientras los autores intelectuales de la media península se ponían de acuerdo, la escolta de la carretera San Pedro-Todos Santos comía carnitas, al caer la tarde, en el restaurante del expolicía de tránsito conocido como el Peluquín -- ¿No es el Moreno Acevedo el que va en ese picap? -- Le preguntó el Gordo Osuna a su pareja.

   -- Sí, tiene varios días pasando por la carretera, pensé que ya te habías dado cuenta por eso no te decía nada -- Contestó Trinidad Rodríguez -- Ojala y no nos ponga el dedo con los militares.
   -- Eso ya está arreglado -- Respondió seguro el Gordo -- no hay tos, pero de todos modos vamos a pararlo para saber a qué se dedica.
   La picap datsun modelo 1980 fue alcanzada por la Cheroque gris modelo 1989 -- ¡Párate! -- Le gritaron -- ¡Bájate de la carretera! -- El Moreno reconoció al Gordo Osuna de lo contrario le hubiera dado de balazos con un  rifle de alto poder que portaba para los imprevistos, acarició el arma, parqueó el carro a un lado de la cinta asfáltica.
   -- Hace días que te vemos pasar -- le dijeron -- estas poniendo algo, dinos que es.
   -- No la jueguen, estoy trabajando con el ingeniero Alcidez ¿Ustedes saben si los llevo con él?
   Los judiciales hicieron como si no hubieran escuchado el nombre del pariente del subdirector de la corporación policíaca -- Pero aparte tú estás surtiendo a la rancherada, ya te conocemos.
   -- Ja ja ja -- Rió alegremente -- no te cuelgues -- le contestó al Gordo que era el que había tomado el control de las preguntas  -- ustedes son los efectivos ¿Porqué traen armas largas? Que yo sepa no son federales ¿A quién cuidan? ¿A quién están esperando?
   Los judiciales prefirieron retirarse porque les salió más vivo al que querían acalambrar -- Nos vemos -- Le advirtieron -- mucho cuidado – El moreno prefirió no contestar para no entrar en controversias, pero aún así se le quedó viendo fijamente al acompañante del Gordo tratando de reconocer en sus facciones a algún conocido sin lograrlo.
   Por la noche el Moreno se encontró con Jacinto Romero en una yarda de venta de vehículos donde le platicó el incidente de la carretera -- Fíjate que el pinche Gordo Osuna y otro güey tiene días recorriendo la carretera de San Pedro a Todos Santos, a mí se me figura que le están dando protección a alguien que está bajando avionetas en los Laureles o San Marcos o de cualquier otro rancho, ya ves que estos nuevos funcionarios públicos se están haciendo de ranchos.
   -- Estoy esperando un asunto grueso -- Le contestó el reportero -- está a punto de reventar, creo que el Ringo si no cayó por lo de la cocaína de la bodega atrás de embarcaciones  Díaz,  con  esto si va a caer, andan enredados la gente del Cochi Loco, los del Güero Palma, de García Ábrego y de los Arellano Félix -- aclaró -- no sé donde están bajando la coca ya que andan por Las Cruces, Los Planes, San Pedro, como dices tú, en Todos Santos, en Jesús María en fin, hasta en Loreto y Guerrero Negro, más bien creo que va a ver un pedo grande.
   -- Lo raro es que no se han visto los militares.
   -- Mejor, como dice el pariente Jacobo, más vale no saber nada.
   -- Oye, y ese cabrón, ¿dónde está?
   -- Esta en San Lucas, vendiendo la droga del delegado de la PGR.
   El viernes 3 de noviembre, por la noche, todos los detalles del operativo estaban cubiertos -- Si se les atraviesa algún soplón no duden en dispararle -- Les ordenó el yanqui a sus más allegados colaboradores -- Tu, Deivid dile a tus muchachos que cuentan con el apoyo de la presidencia de la República, que nadie haga otra cosa que no sea lo acordado, nosotros vamos a ir con los uniformes de la federal, con Ariel irán los señalados por la DEA.
   -- Oquei, el Abogado ya me dijo que habían llegado los del norte.
   -- !Sht¡ -- Le reconvino el comandante de la PGR -- no te metas en eso, ese jale nosotros lo controlamos.
   -- Yo nomás quería ser amable -- Respondió Deivid.
   -- No, no déjalo así, ¡toma! -- Le alargó la mano con una onza de cocaína -- pa´ que le des a la palomilla, no quiero errores, no se vayan a pasar.
   La familia Espinoza, ajena completamente a los comentarios que se desarrollaban en torno a la bajada del avión, se preparaba para la pesca furtiva de caguama en las playas de Todos Santos. Javier, el padre, acordó que su hijo mayor saliera por la mañana con los Clementones y que el domingo iría él y su otro hijo. Los fines de semana es muy fácil traficar con los quelonios ya que los vigilantes de pesca se la pasan bebiendo con sus familiares.
   Javier  Espinoza  se  hizo  a  la mar con los Clementones, el sábado  por la mañana, con rumbo a los bajos frente a Migriño. Pescaron pargo, robalo y curbina. Con casi media tonelada de captura regresaron a las 3 de la tarde al paraje. Depositaron la carga en unos cajones que acondicionaron como  cuartos  fríos  luego  la  cubrieron  con  hielo  molido y sobre la tapa pusieron una lona que ataron con soga. Se tiraron sobre las redes donde descansaron plácidamente. Por la noche recorrieron la playa con intención de agarrar algún quelonio que saliera a depositar sus huevos. No tuvieron éxito. Pasada la media noche decidieron dormir un rato para hacerse a la mar -- Antes de que salga el sol -- Dijo Clemente Ortiz -- si nos va bien, con quebrada y pillamos una caguama de siete filos -- haciendo planes el sueño los venció.
   Mientras los pescadores caían en los brazos de Morfeo, los moradores del rancho Tierra Blanca no lograban pegar ojo ya que el desfile de carros último modelo les hacía comentar que algo grande estaba pasando en Lomas de Baturi -- Creo que va a caer otro avión -- comentó el jefe de la familia -- cada vez se pone más peligroso por estas tierras, de seguir así vamos a tener que dejar estos parajes, acuérdense del hijo de mi compadre Nicolás, todavía está en la cárcel por haberse encontrado un paquete con ese polvo blanco, cuando dijeron los de la PGR que habían tumbado a balazos la avioneta aquella ¿se acuerdan? -- evento ocurrido en 1991.
   -- Se llama cocaína apá, no polvo blanco ¡oye! Hasta camiones grandes traen estos güeyes, parecen de la Conasupo, ya ni chingan estos políticos.
   A orillas de la pista clandestina Inocencio Deivid se daba un pericazo con su escolta -- ¿No se ve ningún verde? -- Le preguntó por radio al comandante Leyva.
   -- Espérame, voy a preguntarle al Gordo -- Enlazó la comunicación con los vigilantes de la carretera. Contestaron que el cielo estaba despejado.
   Los minutos parecían que no trascurrían. La tensión entre los diferentes grupos era cada vez más evidente pero con cocaína inhalada lograban controlar cualquier explosión nerviosa.  Así estuvieron hasta que 2 horas de espera se oyó --- ¡Ahí viene, ahí viene!
   Las lámparas que traía cada elemento las prendieron rápidamente. Un avión Carabelle II de fabricación francesa se deslizó suavemente pero no contaron con que la falta de aire en uno de sus neumáticos obligaría a que el lado derecho del tren  de  aterrizaje  recargara   el   peso   provocando   que   se quebrara ese lado. Después de unos minutos de deslizamiento incontrolado, la nave frenó bruscamente. El piloto y acompañantes se golpearon en la cabina.
   -- ¡En la madre! -- Gritó el Patrón -- ¡Se pegaron en la madre los pilotos, rápido suban a ver que les pasó... tengan cuidado, no se vaya a prender esa madre! -- Héctor Omega, Martín Beta, Ariel  Appel, Sebastián Noriega, Juan Chaquira, Félix Amador, Antón Benavides e Inocencio Deivid trataron de subir al avión.
   Una explosión en la cabina obligó a los narco federales a desistir de sus propósitos. Esperaban que la conflagración se extendiera por toda la nave. No fue así. Repuestos de la impresión y seguros de que no había fuego subieron -- Uno de los pilotos está sangrando -- Informó por radio Juan Chaquira -- aquí esta otro pero parece que no le pasó nada ¡ah cabrón! Aquí esta otro que parece que está quemado, se queja mucho... ¡Allá esta otro!, se queja del pecho, tiene la mano ensangrentada -- la información era retransmitida al yanqui quien a su vez se enlazaba con Tirso Molina pidiéndole información para saber dónde llevar a los heridos.
   -- Mira -- Respondió -- a los heridos tráetelos para La Paz, al rato te digo en que clínica, en cuanto a lo del avión que lo vayan descargando ¿No hizo mucho ruido esa madre?
   -- No, la explosión fue solo en la cabina.
   Los pescadores que recién se habían dormido despertaron bruscamente al oír el estruendo del avión al hacer tierra. Javier sacó unos binoculares. Alcanzó a distinguir cuando el fuselaje pegaba en la pista. Como la madrugada era clara y con la ayuda de las lámparas, en la pista se veía todo lo que pasaba -- Es un avión grandísimo, parece que va enterrando las llantas ¡en la madre!, pegó de pico  --  Le  explicaba  a los Clementones -- ¡Vamos, a lo mejor necesitan ayuda!
   -- Mira valecito -- Contestó Clemente Trasviña -- aquí ocurren muchas cosas ¿tú crees que esos cabrones no tienen todo previsto? -- Aseguró sus palabras dirigiéndose a su compadre -- ¿Verdad tocayo?
   -- Si tocayo -- Respondió Clemente Ortiz -- aquí al menos una vez por semana aterriza una avioneta.
   -- De acuerdo -- Respondió Javier -- pero no todos los días se accidentan, además esta no es una avioneta, es un pinche avión grandote.
   -- Más vale que no te metas en esos asuntos si quieres seguir vivo -- Le dijo Clemente Ortiz.
   -- ¡Miren! Se ven un chingo de carros, yo creo que les cayó la judicial y los soldados porque se ven algunos camiones.
   En el lugar del avionazo, el Abogado recibía nuevas indicaciones del yanqui -- Pasen la carga pa´ los camiones, orita estoy con ustedes pa' enterrar esa madre, manda  alguien con Leyva para que vayan buscando un operador de motoconformadora -- luego preguntó -- ¿Con quién mandaste a los pilotos?.
   -- Con el Félix y el Antón, llevan el radio de Inocencio para estar al tanto.
   -- Bien, diles que a la entrada a la ciudad de La Paz les estará esperando un taxi, el número 34, transbordan a los heridos, el taxista ya sabe para donde los va a llevar, los muchachos que le sigan de lejos hasta la clínica, de ahí se van para el lugar convenido, ahorita voy por la desviación, en unos minutos estoy con ustedes -- En el trayecto cambió de parecer. Llegó a la población de Todos Santos para ayudar al comandante Kino en la búsqueda del operador. No tuvo que buscar mucho, se lo encontró sobre la carretera -- Quiubas -- lo saludó -- ¿Ya encontraste al maquinista?
   -- No -- Respondió un tanto asustado por la falta de experiencia
   -- Qué chingados, ¿de qué sirves pues?
 


   -- En el Ejido Plutarco Elías calles hay un amigo que maneja esas máquinas.
   -- Vamos por él.
   Ricardo Geraldo se encontraba desayunando frijoles refritos. En una tortilla de harina ponía un trozo de chopito que mordía de cuando en cuando mientras sorbía un trago de café de talega como le llaman ellos al café colado en una bolsa de tela gruesa.
   -- Ahí es donde vive el compa -- Le señaló la vivienda el comandante  Pedro  Leyva  al  yanqui  de  la PGR. Parqueó la
suburban azul marino a un lado de la casa de donde salió un perro moviendo la cola. Al abrir la puerta de la camioneta, el animal empezó a ladrar.
   -- ¡Ricardo! -- Gritó Pedro.
   -- ¿Quién? -- Respondió de la cocina al terminar de comer la enésima tortilla con queso.
   -- Yo, el Palas, queremos que nos haga un jale.
   -- No puedo -- Respondió Ricardo desde el umbral de la puerta principal -- estoy saliendo a Cabo san Lucas, en cuanto termine de desayunar me voy.
   -- Hay un buen billete, te conviene -- Le dijo el comandante. El yanqui en voz baja le dijo que le ofreciera 1000 dólares -- quinientos dólares ahorita y quinientos al terminar ¿Qué ondas, te animas?
   -- Ni por todo el dinero del mundo, ya te dije que voy a Cabo san Lucas.
   -- Vamos -- Invitó el yanqui -- te vamos a llevar a San Lucas y así regresas más rápido.
   Ricardo confiaba en su paisano Pedro Leyva. Subió a la suburban ante los ladridos del perro que corría de un lado para otro. Frente a los ojos de Ricardo apareció una pistola calibre 45 -- ¡Vas a jalar hijo de tu chingada madre! -- Le amenazó el comandante de la PGR.
   -- No, pos así si baila mija con el señor.
   -- Discúlpanos compadre pero es un asunto de la federal, quieren enterrar un avión porque viene atrás de este otro con cocaína, lo estamos esperando desde anoche para partirles en su madre a los narcos.
   -- A mi no me tienes que decir nada, mi trabajo es mi trabajo y no le pido explicaciones a nadie ¿Cuánto dicen que me van a pagar?
   -- Un quinientón ahora y quinientos al terminar.
   -- Vamos pues, ¿dónde tiene la máquina?
   -- Orita la va a traer Víctor Castillo en la cama baja.
   Cuando llegaron a Lomas de Baturi, los camiones de la Conasupo salieron con la carga -- Se la llevan al rancho Jesús María, el Veintinueve y el Cinco ya saben dónde queda -- Ordenó el yanqui. Dirigiéndose a Juan chaquira y a Rubén
Fierro dijo -- Ustedes les ponen  cola, que vayan con ustedes solo gente nuestra, no quiero broncas, la carretera está despejada, vayan con confianza.
   A lo lejos los Clementones le pedían de favor a Javier que no se dejara ver mucho -- Agarra la onda -- Le dijo Clemente Ortiz -- anda mucha gente y no parece que sean muy amistosos, además nos traerían en vueltas las autoridades -- entre dientes le dijo a su compadre -- Y luego este cabrón trae ese aparato para tomar películas, luego si enseña ese cine nos van a chingar.
   -- Déjalo, si acaso nos llaman las autoridades les vamos a decir que nosotros no andábamos con él.
   -- Pero ha estado volteando la cámara para todos lados, de seguro ya estamos en la película.
   -- ¡Vámonos Javier! -- Gritó enojado Clemente Trasviña -- Ya son las siete de la mañana y no tarda en llegar tu papá, ¿qué le vamos a decir si no tenemos la caguama que le prometimos? -- Siguió hablando solo -- se va a enojar con nosotros -- se acercó tomándolo del brazo -- estamos perdiendo el tiempo.
   -- ¡No! Déjame, he reconocido a un cabrón que anda con los judiciales, esta película costará una feria, siempre que hacen un decomiso se quedan con la mayor parte, de aquí salgo de jodido
   -- O muerto -- Sentenció Clemente Ortiz que ya asomaba síntomas de desesperación ante la negativa del jovenzuelo -- ¡Vámonos a la chingada! ¿Tú crees que ahorita no caerán los militares? Esos cabrones espían todos los lugares y rancho por rancho. Vámonos a pescar y así no nos encontrarán cerca del paraje -- lo convenció.
   Cuando salían los camiones con la carga blanca, llegó Víctor Castillo manejando un trailer que transportaba una motoconformadora que previamente había conseguido el director de Obras Públicas, Santos Martínez. En las maniobras de desembarque le ayudó Ricardo Geraldo para después ponerse a cavar un pozo en la parte delantera del avión. 4 horas más tarde lo dejaron solo.
   -- ¡Vámonos! -- invitó el yanqui -- Hay que despejarnos con unas chelas.
  Ricardo se quedó perplejo. A él le habían dicho que esperaban la llegada de otro avión procedente de Colombia. Prefirió no hacer ningún comentario ya que la verdad se hizo en su cerebro -- Con razón no están los marinos y los militares -- pensó -- estos cabrones lo tenían todo arreglado, el pedo es que si no me pagan la otra feria me tengo que aguantar porque son capaces de matarme, ni pedo, me tocó perder.
   -- Toma Ricardo -- Le dijo Pedro Leyva sacando de sus cavilaciones al operador -- el comandante de la federal me pidió que te diera este otro quinientón por ahorita y que más delante te mandará otra feria.
   -- No, no no, dígale a su amigo que con esto me alcanza pa´ la casa, el jale no lo voy a reportar con el patrón.
  -- Eso quería pedirte, no quiero que lo comenten con nadie -- añadió -- los jefes esperan en éstos días la llegada de aviones cargados con droga, les vamos a pegar en su madre a los narcos.
   -- Ta' bueno, ten seguridad de que de mi boca no saldrá nada -- le contestó no muy convencido.
   A las 10:45 horas del domingo 5 de noviembre de 1995, los lujosos vehículos Suburban, Explorer, Cheroques, Silverados, Jeep, Altima, Mazda, Ghia, Ram Charger y Toyotas, robados en el  extranjero,  enfilaron  con rumbo la carretera a  grandes velocidades. Al pasar por el vado la Víbora, la cheroque color blanco, que viera Jacinto Romero y Camilo Cruz en la casa rosa de Fidepaz, manejada por el Chino Chang, sufrió una voltereta donde resultó herido un judicial del estado -- Pero qué chingados -- Se quejó el yanqui fuera de sí -- este pedo está saliendo mal, estamos salados, parecen mayates ¡Pasen a los heridos a la Suburban! Si no fuera por el cartel de Tijuana ya hubiera votado este jale, ya nomás falta que aparezca un bandido y nos robe la coca -- de pronto se quedó callado -- Chin -- pensó -- no sería mala idea, de aquí salgo de pobre -- el miedo a los capos  de  Tijuana  le hizo entrar en razones -- No, vale más que no le mueva, aquellos cabrones están muy pesados.
   Después de dejar al judicial en la clínica, María Luisa de la Peña, donde estaban atendidos por el médico centroamericano Pedro Menchú los heridos del avión, los participantes del operativo Bajada se dispersaron. Inocencio Deivid, Rulesindo Lobato y el yanqui se fueron a Pichilingue -- Pa´ despejarnos de este pedo yo invito -- Dijo el comandante de la federal.
   Cuando pasaban por el malecón costero, por la calle Salvatierra, Inocencio reconoció al periodista Jacinto Romero que comía almejas chocolatas junto al policía Antonio Nieto y al comerciante Héctor Méndez -- ¡Mira! – Señaló Inocencio -- ahí está ese cabrón -- luego se dirigió a Rulesindo -- esta con su primo Nieto.
   -- ¿Quién es? -- Preguntó el yanqui.
   -- El cabrón que trae de cola al hermano de este compa -- contestó Deivid -- resulta que reconocieron al Auspicio, cuando levantaron al Güero Sol del Rosarito, hace unos días le puso el dedo con el Ringo, le mandó un escrito donde hace referencia de algunos de nosotros.
   -- Si quieres orita le damos en su madre -- Añadió el yanqui   -- traigo la sangre caliente.
   -- No, calmado, ese güey que está con él es el comandante de homicidios y además el Ringo no quiere que le hagamos daño   porque   se  nos  haría  un  pedo  mundial  --  Añadió  el comandante Inocencio -- hace poco le quisimos poner un cuatro con la muerte del periodista del Heraldo de México pero nos descubrió el pastel, es más, si ese güey se pone abusado nos corren a la chingada, lo bueno que el gobernador tiene controlado a todos los periodistas y nadie le quiso ayudar.

   -- Ya, que sea pa´ menos, haber cuéntame, tenemos toda la tarde para conocer la historia -- Se interesó el comandante de la policía judicial federal Rafael Stanley.