Editorial
Hoy, hace 22 años ( 5 de noviembre de 1995) un avión
carabelle II de fabricación francesa aterrizó en los Llanos de Baturi con 15
toneladas de cocaína, con destino a la Unión Americana. Para esto el equipo de
Guillermo Mercado Romero prestó apoyo logístico, junto a las huestes del Yanqui
(comandante de la PGR) quienes recibían
70 mil dólares de los Arellano Félix para el pago de sus nóminas, según
declararía en Los Cabos el Delegado de la PGR.
Una vez que el Ejército mexicano tomó las riendas de
la PGR en BCS, el capitán Rodríguez nos confió que, dos años después del
avionazo, vigilaba el rancho de Maribel Cosio, en las inmediaciones de Santiago
BCS, pues se tenía la sospecha de que Guillermo Mercado tenía escondida
(enterrada) una pipa repleta de cocaína cuando de pronto empiezan a grabar una
escena donde el entonces gobernador suministraba cocaína a una jovencita de 16
años de edad, para después abusar de ella.
El capitán Rodríguez llegó a esta editorial con el
video del abuso sexual pero no se aceptó pues nos pareció de mal gusto. El
favor era a cambio de declarar en contra del jefe de la policía judicial del
estado, en los momentos del avionazo, pues sus guardaespaldas habían golpeado a
dos de sus agentes que se metieron, en persecución, a la casona del ahora
(1997) jefe de seguridad pública.
También ofertaron el programa Protección a Testigo,
delante del periodista e informante de gobierno Elías Herrera, oferta que
también fue rechazada pues los ‘investigadores’ no querían llegar más arriba
del blanco perfecto, todo esto por instrucciones de la DEA (Administración para
el Control de Drogas, por sus siglas en inglés)
La publicación del libro Avionazo en Baturi fue posible gracias al pleito que se agenciaron
los adversarios políticos del PRI y del PRD evento que se aprovechó para
publicar otros tres que llevan por nombre Conspiración
para Matar a Edith, Periodista Maldito y Los Carrola´s, ediciones que se
lograron reeditar en un Estado en que el más ducho de los escritores lograba
colocar 500 ejemplares regalados.
En los 90’s, hablar sobre narcotráfico, y sobre todo
adjudicar su paternidad a los gobernantes, no cualquiera lo hacía pues temían
perder la vida. Y sí, hubo la sentencia de hacerlo pero el Arquitecto del
Universo aún no lo ha permitido pues cuatro veces lo han intentado. La primera
orden se dio en La Jaula de las Locas ante un ‘Chiqueado’ que esperaba ansioso
cumplir con el mandato gubernamental pero, otra vez, fuerzas Celestiales no lo
permitieron al chocar su carro el presunto contratado, contra el carro del
Director de Gobierno, quienes andaban bajo el estado etílico que los
caracterizaba.
La novela la prologó el gran maestro Federico Campbell,
para enseguida recibir las mejores críticas de los también excelentes
escritores Edmundo Lizardi, Sergio Ávila, Neto Adams y del periodista Mario
Santiago. Hubo voces en contra que no se atrevieron a publicar sus comentarios
pues eran de esas voces que todos conocemos como chayoteros.
Preparativos en Baturi
El Chicle Hirales llegó con un paquete de
cocaína hasta donde estaba parqueado el Grand Marquíz de Jacinto diciendo -- ¡Pónganse abusados! Dice la doña que si le
hacemos un paro nos va regalar una línea
-- La noche era oscura, el área despejada de la ex pista aérea de La Paz la
hacía más tenebrosa. El Aceituna se removió en su asiento trasero.
-- No, no vámonos -- Le contestó Jacinto --
es bronca de ella, no tenemos porque agarrar asuntos ajenos.
-- Uta madre -- Interrumpió el Chicle --
contigo no se puede, conoces un chingo de cosas donde están inmiscuidos los
judiciales, ¿no tienes problemas con ellos?
-- No, es que no todos los judiciales son
bandidos. La mayoría se tiene que aguantar lo que saben porque necesitan el
trabajo. Algunos jefecillos le han dicho a la palomilla que no platiquen
conmigo, pero les vale -- Cortó la conversación al decidir llegar al bar
California.
Después de un pericazo en el estacionamiento se bajaron a saborear la cerveza
helada que caracteriza al lugar. Al entrar vieron al jefe de custodios de la
cárcel pública que se divertía en compañía de otros amigos. Un organista
trataba de amenizar el ambiente sin lograrlo. La madona, como le decían a la
jefa de meseras se acercó a los recién llegados -- Qué milagrooo -- Saludó con
esa cancioncita propia de las damas del sexoservicio -- y tu Jacinto ¿junto con
estos cabrones? Algo se traen entre manos, no por mansos andan orejanos.
-- Qué pasó Mam -- Terció el Chicle --
Jacinto nos invitó unas ballenas como amigos, le vamos a tocar el día de su
santo -- En el salón se sentía una especie de frío indescriptible.
-- No te creas es vacilada -- Respondió la
madona. Luego se sentaron en unas sillas de lámina. Las sintieron heladas.
-- Tráenos unas caguas ¿no? -- El
sexoservicio se hizo presente. Las 3 únicas mujeres se sentaron con ellos. La
madona le hizo señas a Jessy para que invitara a la cama a Jacinto.
Después de un pequeño intercambio de
palabras, Jessy le dijo a Jacinto -- Eres a toda madre, la mam me dijo
que te tratara bien.
-- Pensé que era por iniciativa propia -- Le
respondió acariciándole la mejilla.
-- Tu sabes -- Le pasó la mano por la entrepierna -- aquí se hace lo que la jefa
ordena, pero en esta ocasión me gusta.
-- ¿No te has enterado de asuntos buenos en
estos últimos días? -- Le cambió
la conversación para
aprovechar la disponibilidad que
da la primer impresión.
-- No, yo no -- Respondió rápido -- pero la
jefa a lo mejor, casi no vengo por aquí, estoy trabajando en el hotel Marina.
-- Ahí como se ven cosas ¿verdad? –
Insistió.
-- Con decirte que a los días que mataron al
cardenal Posadas Ocampo -- Respondió con mayor confianza -- en uno de los
cuartos estuvo escondido uno de sus matones. Decían que era Micke Tayson y que
no nos asomáramos porque era muy culiador ja ja ja, que había violado a una
negra que iba a ser señorita Estados Unidos.
-- Más bien que dejó de ser señorita ja ja
ja.
-- Orita vengo -- Le dijo el Chicle al oído
-- voy a hacerle un paro a la jefa, quiere comprar un perico.
-- Mucho cuidado con los chotas -- Le dijo -- ya ves como son.
-- No te preocupes, con un gallo jalan parejo -- Jacinto le entregó
la llave del auto en los momentos de levantarse para ir al baño.
En el mingitorio sintió que alguien entraba
-- Hola, es muy peligroso quedarse solo -- le dijo a sus espaladas José
Carballo -- yo siempre ando con mis muchachos.
-- Quiubo cabrón -- le contestó Jacinto --
hace rato que te estamos camelando, el Chicle salió por la palomilla -- el jefe
de custodios presintió que algo raro tramaba el reportero que tenía fama de
maldito -- ya me dijeron que te gustan los trompos
cuando andas pedo.
-- No, no, no, estoy pasando un rato muy a
gusto, ahí nos vemos -- Salió sin haber orinado.
Cuando la impaciencia empezaba a
manifestarse en el rostro de Jacinto, asomó la cabeza el Chicle. Le hizo señas
para que se acercara a la mesa -- Que ondas -- Dijo despreocupado -- nos
quedamos afuera, la madona se esta dando una polveada -- añadió
entusiasmado pero en voz baja -- ¡Fíjate que tiene información de la Van
y sus tripulantes!
-- ¡Dile que venga! -- Apresuró a decir --
esos cabrones custodios me quisieron asustar cuando fui al baño, les salió
cola, ja ja, a
José Carballo le
dije que habías
ido por la palomilla -- arrastró una risita que más
de valentía era de miedo. Con la llegada de su amigo liberó la angustia que
sentía al haberse quedado solo con el Aceituna ya que dedujo que era un cobarde
para el pleito. Al terminar de hablar llegó la jefa de meseras.
La madona se apuró a expresar -- ¡Oye! --
Bajó la voz -- me dijo el Chicle que andabas investigando sobre unos batos que
andaban en una Van verde metálico, aquí estuvieron, pero mejor platicamos
mañana en mi casa del ejido Chametla, voy a hacer una carne asada, es mi
cumpleaños.
-- Oquey, pero esta noche cena pancho.
-- No te preocupes, ya le dije a Jessy que
fuera contigo, nos vemos porque ese güey de José Carballo se nos queda viendo
muy feo.
-- ¡Vámonos! -- Se apuró en decir el Chicle
-- descontamos a un güey que salió detrás de ti.
-- Me di cuenta, ya lo estaba esperando --
Les enseñó una pistola calibre 25 que portaba cada que salía.
Subieron al auto riendo -- Ja ja ja
A los minutos se quedaron los amigos en la
casa de el Chicle -- Nos vemos mañana para ir a ver el lugar donde quemaron la
Van -- Les dijo Jacinto.
-- ¡Ah si! De verdad -- Quiso aclarar el
ventajoso músico -- déjanos para la cruda ¿no?
-- Toma, con un tostón se hace
mientras llego -- Le alargó la mano con un billete de 50 pesos, luego dio
vuelta en U por la calle Márquez de León. Al llegar al bulevar Padre Kino dobló
a su izquierda hasta la avenida 5 de Febrero donde la mujer empezó a acariciar
la pierna del osado periodista.
-- Deme un cuarto -- Le pidió al
administrador nocturno.
-- Pásale al ocho -- Le dijo al recibir la
paga.
La mujer, una experta en el sexo al entrar
al baño llamó a su compañero -- Mi amoor
-- Deslizó el llamado para excitar más a su nuevo hombre -- ¿Quieres venir a
restregarme la espalda? -- añadió
convincente.
Las exuberantes tetas esperaban erguidas. La
piel se les puso como cuero de gallina. Se besaron en la boca, las lenguas se
retorcían suavemente mientras que sus manos se deslizaban por los cuerpos. De
ahí pasaron a la cama. La dama se llevó una sorpresa, su amante la transportó
al cielo con sexo oral -- Papacito, eres fenomenal, me haz hecho terminar dos
veces, quiero que te subas... por favor -- La penetró lentamente. A medida que
se movía, la mujer gritaba de placer, la llevo por rumbos desconocidos, se
sentía en el limbo, ora en el cielo, ora en las nubes. Llegó el momento en que
sintió que caería a un pozo profundo, sin fondo -- Ag -- despertó bruscamente
de ese viaje -- Papi, que feo sentí, parecía como si me fuera tragando la
tierra, como si me cayera a un pozo oscuro -- se inclinó al buró para alcanzar
un cigarrillo que luego de 2 bocanadas se lo pasó al hombre -- Fíjate que la
madona salió con los amigos de la Van verde, llegaron una noche buscando al
Palas Leyva después de un rato de platicar, fueron a comprar coca.
-- Mañana hablaremos de eso -- Ahora él le
cambió la conversación -- recuéstate en mi hombro ¿Dices que te llamas Jessy
verdad?
-- Sí, en el bar me llamo Jessy pero en mi
casa me pusieron Elvira, Elvira Domínguez, no sé si conociste al Lagartijas
Campos, como tú eres periodista tal vez, aquel señor que mataron atropellándolo
frente al Centro Comercial Californiano, hace varios años, ahí quedó tirado
mientras que su asesino huía, ahora es senador de la República y quiere ser
gobernador, creo que se llama Juan Carlos Moro Buendía -- una lágrima rodó por
su mejilla izquierda.
-- No le recuerdes si te hace daño -- Le
acarició el cuello, la oreja, el hombro. Pasó sus labios por el pezón
izquierdo, luego al otro. Bajó su boca acariciando con su lengua el ombligo, la
sintió temblar, bajó más. La dama lanzó un gritito apagado. Abrió las piernas, temblaba,
gemía. Bajó más. Sintió una descarga eléctrica.
El sol los sorprendió abrazados. Se metieron
al baño, sus cuerpos jóvenes respondieron, la dama se llevó el miembro a la
boca. Jacinto comprobó que ella también sabía transportar los sentidos al limbo.
La dama le hizo el sexo oral despacio, sin prisas. Recordó la película garganta
profunda. En los instantes que sintió que le tocó los testículos contuvo la
eyaculación -- Ven, vamos a la cama -- Le dijo jalando suavemente sus cabellos.
Luego la penetró con lujuria, con brutalidad, como un macho cabrio.
-- Espérate -- Pidió Jessy -- me duele
mucho, mejor me los como.
-- Bueno -- Dijo el caballero -- si es de tu
agrado.
-- El Palas -- Dijo la dama después de haber
encendido otro cigarrillo -- andaba con los amigos de la Van, traían a la
Flaca, ella si sabe qué ondas.
-- ¿Porqué quieres ayudarme en este asunto?
-- Preguntó -- ¿Hay alguno de los que andaban en la Van que te causó algún
daño?
-- ¡No, para nada!, pero mi papá murió
atropellado por un cabrón que se dice impartidor de justicia, nuestra infancia
pasó con un chingo de privaciones -- Los resentimientos de la mujer empezaron a
salir cual catarsis sicológica -- ahora soy una puta -- un par de lágrimas
traicionaron la psique de la mujer.
El día 27 de octubre de 1995, en casa de la
madona durante la pachanga se asaron costillas de res que comieron con salsa
mexicana, guacamole, tortillas de harina, rábanos y pepinos; los
niños corrían de
abajo para arriba. El ambiente familiar hacía sentir inquieto al
reportero que fue sacado de su absorto pensamiento al escuchar que se dirigían
a él -- Ya supe banyillo -- Le dijo
la madona -- le hiciste un buen jale a la Jessy, esta muy contenta contigo,
ella trabaja de mucama en el Dingy ¿no te lo dijo? Va para el bar California
sólo porque quiere conocer gente común y corriente. Allá en su trabajo llega
pura gente de dinero aunque se dice que algunas personas parecen más vulgares
que las que van al California, es más, una vez me contó que a los días que
mataron al Cardenal Posadas Ocampo, estuvo escondido un tipo del que decían que
era Micky Tayson.
-- Oye, pues si que sabe mucho tu amiguita
-- No le quiso decir que su amante ocasional ya le había platicado algunas
cosas.
-- Si, pero me pidió que fuera yo la que te
platicara algunas ondas porque a ella
le da mucho miedo.
-- Déjamela, yo voy a platicar con ella ¿Qué
sabes de la Van verde metálico?
-- ¿Has
visto a este
compa por el
bar? -- La interrumpió mostrando
la foto del Güero Sol.
-- No, a este bato nunca le he visto.
-- Bien, no me acordaba -- Aprovechó el
momento para retirarse ya que el griterío de los niños le removían el
subconsciente por tener a los suyos abandonados -- quedé con el Chicle de pasar
por ellos para ir al lugar donde quemaron la Van ¿No sabes si es en el mismo
lugar por donde quemaron al periodista?
-- Oquey, dile a Jessy que nos vemos más
tarde -- Se despidió con un beso en la mejilla regresando el afecto que sentía
por la madona.
En la casa del Chicle, ya lo estaban
esperando junto a éste, el Grillo, el Aceituna, Ernesto Cota, Rubén Riecke,
Darío Ojeda, Simón Guzmán; todos querían ayudar en la investigación y de paso
beber algunas cervezas gratis y, de ser posible, tratarían de influir en el
reportero para allegarse una buena dosis de cocaína.
Salieron a bordo del Grand Marquíz para de
ahí comprar un cartón de 24 cervezas que acomodaron con hielo molido en una
nevera -- Hay que llevar aparte un seis para la sed -- Dijo el Chicle que era
el de la voz cantante entre su grupo de paleros.
Una vez en el lugar del siniestro provocado,
Simón, quien se decía el mejor perito de Baja California Sur, buscó y buscó sin
encontrar evidencias -- Ya pasaron varios días y es imposible determinar qué
fue lo que sucedió, además la escena del crimen está alterada -- Dijo
convencido.
-- ¡Cállate güevón! -- Contestó el Chicle
causando hilaridad en el grupo por la ocurrencia.
-- Ja ja ja.
Se
quedaron bebiendo cervezas
bajo las sombras
de los árboles que le daban un toque especial al panorama. El viento
agradable que corre
por entre los cañones de la
serranía los invitaba a recostarse para disfrutar aun más la naturaleza.
Cuando caía la tarde salieron con rumbo a
Todos Santos ya que durante la búsqueda de evidencias el Grillo les había
comentado que sabía de muy buena fuente que el “Deivid” Villa había chocado una
camioneta Explorer contra un caballo.
-- Dicen que andaba bien cocaíno ja ja ja,
lo que no supe si andaba con Rulesindo o con Auspicio Lobato Memorio.
Antes de emprender rumbo, llegaron a un
expendio de cervezas a la entrada de la colonia El Calandrio. Cuando bajaba
Jacinto vieron pasar una grúa del yonque El Chino que arrastraba la camioneta
color verde agua que irían a buscar -- ¡Vamos tras ellos, le voy a tomar unas
fotos! -- Les invitó el reportero. Subieron presurosos dejando al despachador
con el pedido de cervezas. A éste, en su mente le quedó la duda si no le
hubiesen robado algunas cajetillas de cigarros.
Las luces de las lámparas del bulevar
Forjadores se encendieron al llegar a la calle Sinaloa. Sobre la misma avenida
tomó la primera foto. De ahí siguieron a la grúa que dio vuelta por la calle
Sinaloa. Frente al edificio del Consejo Tutelar para Menores Infractores tomó
la segunda foto. El flechazo alertó a los tripulantes de un vehículo que
escoltaba a los que arrastraban la Explorer. Dos cuadras más delante Jacinto
dio vuelta en U para tomar de frente al chofer y acompañante de la grúa. Ahí
captó el rostro del comandante de Robo de Vehículos de la PJE, Felix Crespo
Cruz. Siguieron su camino con rumbo a completar lo que dejaron inconcluso; la
compra de las cervezas.
El resto de la noche la pasó en el
departamento del abogado defensor de oficio de la federación, Juan de Dios
Lemus Ortiz. Guitarras, mujeres y drogas alegraron al equipo que, de ahí en
adelante, se convirtió en celoso investigador de lo que hacían los judiciales
del estado comisionados con el yanqui
de la federal
que se unieron a los grupos
especiales los Angelitos y Mastodontes.
Esa misma noche en las oficinas de la
policía judicial del estado, Inocencio Deivid era notificado del incidente de
las fotos. --¡Déjalo! a de ser algún
pinche periodista que quiere un billete, verás, el lunes lo tendrás aquí.
-- El pedo es que al parecer es el vehículo
de Jacinto Romero.
-- ¡Ah cabrón! -- Luego corrigió -- no creo
que sepa algo del asunto.
-- Eso dice la raza, pero esta semana lo
vieron por Chametla, en San Pedro, en Fidepaz, es más dice el Esparza que lo
vio platoneando su casa.
-- Dile a ese pendejo que por ahí vive la
mamá de ese cabrón, qué no se imagine babosadas... bueno, vámonos, tengo que
estar con Tirso y después con el Ringo, ¡ah! Se me pasaba, dile al Auspicio que
Jacinto lo anda investigando por lo del secuestro del Güero Sol.
-- Ah, si, deveras, también me dijo José Carballo
que los vio en el bar California, que le pegaron unos chingadazos a uno de sus
escoltas ja ja ja... me dijo que la madona le pasó información de la Van
quemada.
-- ¡Esa vieja no sabe nada! -- Contestó un
tanto enojado al sentir que fue sorprendido en ese delito -- la palomilla solo
fue con ella a comprar coca para el Santuario, no hay pedo -- le dijo para
calmar la tensión -- de todos modos ahí les encargo a Jacinto para saber por dónde
se anda moviendo.
En el restaurante El Molino, esa noche del
27 de octubre, se reunieron los integrantes intelectuales del operativo bajada. Clodomiro Verdad Legaspy le
recomendó a Tirso Molina que filtrara por la prensa la información de que
saldría fuera de la ciudad. -- Por si sucede algún imprevisto el fin de semana
-- Le dijo -- quiero que te comuniques con el yanqui por celular,
utilicen la clave cinco -- todos escuchaban atentos, entre ellos Pablo Abaroa
Tinoco, Antonio Peñuñuri Escobedo, Santos Martínez, los hermanos Legaspy
Borbón. Ahí se enteraron que de la secretaria general de gobierno sacarían los
dineros para el operativo -- Con cargo al ramo 33 -- les expresó.
-- Ja ja ja ja ja -- Todos rieron con
alegría.
-- Si, ya platicamos sobre eso -- Respondió
Deivid -- es pura coincidencia, anda de borracho con una sarta de cabrones que
supuestamente andan tras la pista de los secuestradores del Güero Sol -- bajó
la voz acercando su rostro al oído de Auspicio -- ponte abusado, anda sobre tus
huesos -- volvió a subir el tono de la voz -- también lo vieron por el ejido
Conquista Agraria y no por eso creo que sepa lo del rancho Jesús María.
-- Quien sabe -- Respondió el Gordo Osuna que recién había sido
comisionado para que vigilara el tramo carretero de San Pedro a Todos Santos --
yo tengo mis dudas.
-- Bueno -- Terció el yanqui -- dejen
eso, que alguien le ponga cola para saber por dónde se mueve.
-- Oquey -- Siguió ordenando el comandante
de la policía judicial federal Rafael Stanley Lugo -- quiero saber si ya esta
arreglada la pista de Loreto.
-- No -- Contestó rápido Inocencio -- el
puto del administrador se rajó ¡espérate! Ahora que me acuerdo me dijo que vio
a Jacinto el día que se entrevistó con el gobernador.
-- ¡Ya estuvo! -- Respondió un tanto enojado
el yanqui -- parecen chiquitos, ese güey anda por donde quiere porque es
periodista, dejen eso, vamos a lo de nosotros ¿ya tienen la turbosina? ¿Las
lámparas? ¿Para cuándo llegan los compas de la DEA? ¿Quién es el encargado de
la recepción? ¿Ya se
arregló el asunto con René Paz Horta? -- El yanqui para tratar de
impresionar a sus colaboradores habló de temas y nombres que solo los autores
intelectuales del operativo Baturi tenían vía libre para mencionarlos. José
Luis Esparza López no perdía detalles de la perorata del comandante federal
donde revelaba los nombres de los protectores del narcotráfico Choyero.
-- Llegan el miércoles o el jueves --
Contestó Inocencio Deivid -- hoy habló Tirso con el contacto en la DEA, también
me dijo que los militares de aquí ya estaban puestos, que no hay pedos con
ellos.
-- Oquey -- Respondió mostrando confianza en
sus muchachos -- ahora si quiero que noche tras noche se reúnan con sus jefes
de cada pelotón, después, a las doce de la noche los quiero conmigo, a los
puros jefes -- aclaró -- porque después se vienen todos a puro hablar de
pendejadas.
La víspera
Los hermanos Leal Quintero querían saber
cuánto había investigado Jacinto sobre el secuestro de Armando para actuar en
consecuencia. Si el yanqui estaba entre los plagiarios, utilizarían la
amistad de un funcionario de mayor jerarquía de la PGR para procesarlo
penalmente. Si sólo estaban los ayudantes de Tirso Molina y los mañosos de
Tijuana se comprobarían que levantaron al capitán de barco para robarle y, de
ser así los matarían. Si fueron exclusivamente los de Tijuana los
participantes, se comprobaría que estos venían a cobrar venganza porque la
gente del Güero Sol le dieron de balazos a unos jovencitos en el canal de
Tijuana por haberles fallado en la distribución de la droga.
Para no meterse en problemas, el periodista
le hizo llegar un manuscrito, el día 28 de octubre, al secretario general de
gobierno, a través de su secretario particular Hugo Puente, donde le informaba
quienes estaban en el lío del secuestro, quienes en la droga y de la relación
de estos con aquellos. Le describió la relación de Auspicio Lobato Memorio con
el federal de caminos Carlos Arestegui a quien le dio las tapas de las copas de
la Van verde metálico que puso en los rines de otra camioneta negra que cambió
por una Jeep modelo 1995 color verde pistache utilizada por Ariel Appel.
Los días pasaban y las exigencias de los
hermanos Leal Quintero eran apremiantes para Jacinto quien esperaba una
respuesta del secretario general. El día primero de noviembre, al no recibir
respuesta, fue al despacho de Clodomiro Verdad Legaspy donde los atendió una
dama que, sin proponérselo, corroboró
lo que el reportero se temía: ¡El
secretario general de
gobierno estaba entre los autores intelectuales que comandaban a los grupos
criminales!
-- El secretario particular del señor anda
para Loreto, me dijo que lo supliera unos días, el señor secretario general
tampoco va a estar aquí el fin de semana -- Informó la dama.
-- Pero en su casa si va a estar ¿verdad? --
Jacinto insistió con su cuestionario utilizando el método de inferencias.
-- No, saldrá fuera de la ciudad.
-- Gracias, le entrega estas fotos por favor
-- Le alargó la mano con las transparencias del Güero Sol y de la Van verde
metálico -- dígale por favor -- añadió -- que el federal de caminos no está en
la polla, que sólo le cambió la Explorer a Auspicio Lobato por la Jeep verde
pistache.
-- Oquei -- Respondió la dama que creyó que
el reportero también formaba parte del grupo especial de los Mastodontes -- con
gusto le haré llegar su recado.
Por la tarde buscó a un amigo que se dedica
al mantenimiento de jardines -- ¡Compadre! -- Le dijo como si no lo anduviera
buscando -- qué bueno que te encuentro, hazme un favorzote, ve a la residencia
del Ringo a ofertar tus servicios, dile a la gente que te encuentres por ahí
que el pasto tiene hongos, son más pendejos que la chingada y por quedar bien
con el jefe te harán pasar.
-- Pero esos cabrones están muy pesados.
-- Mira -- Le dijo como buen Choyero --
quiero que dejes este pajarito en el garaje, donde están por lo regular
los guardias o cerca de la piscina, en una de las sillas reclinables.
-- ¿Qué pinches broncas traes compadre?
-- Tu hazme ese jale y ya sabes,
algún día te voy a regresar el favor.
En esos momentos en el restaurante La Panga,
Clodomiro Verdad Legaspy ultimaba detalles con Ramón Arellano Félix para
determinar, por si pasaba algún imprevisto, quién sería el enlace con los jefes
de primer nivel. De ahí Ramón se fue a entrevistar con su compadre Tirso Molina
que estaba con el grupo operativo. A lo lejos el teniente de inteligencia
militar Lepe Mendoza observaba los detalles de la entrevista.
Los nervios parecían hacer
presa en los noveles participantes choyeros
-- Ya quedé con el Ringo -- Le dijo su compadre Ramón a Tirso -- los
sucesos de la bajada serán notificados al yanqui para que este a su vez
hable contigo y luego tú a nosotros.
Más tarde, Tirso Molina citó a sus corifeos
de la prensa para que informaran que estaría fuera de la ciudad en un curso de
capacitación en San Diego California.
Por su parte el Ringo estaría en el rancho
Jesús María donde se encontraban los agentes de la DEA. Uno de estos agentes,
porque así tienen de controlado al país, fue el enlace del Pentágono con la
presidencia de la República en el complot donde perdió la vida Luis Donaldo
Colosio Murrieta.
Mientras los autores intelectuales de la
media península se ponían de acuerdo, la escolta de la carretera San
Pedro-Todos Santos comía carnitas, al caer la tarde, en el restaurante del
expolicía de tránsito conocido como el Peluquín -- ¿No es el Moreno Acevedo el
que va en ese picap? -- Le preguntó el Gordo Osuna a su pareja.
-- Sí, tiene varios días pasando por la
carretera, pensé que ya te habías dado cuenta por eso no te decía nada --
Contestó Trinidad Rodríguez -- Ojala y no nos ponga el dedo con los militares.
-- Eso ya está arreglado -- Respondió seguro
el Gordo -- no hay tos, pero de todos modos vamos a pararlo para saber a qué se
dedica.
La picap datsun modelo 1980 fue alcanzada
por la Cheroque gris modelo 1989 -- ¡Párate! -- Le gritaron -- ¡Bájate de la
carretera! -- El Moreno reconoció al Gordo Osuna de lo contrario le hubiera
dado de balazos con un rifle de alto
poder que portaba para los imprevistos, acarició el arma, parqueó el carro a un
lado de la cinta asfáltica.
-- Hace días que te vemos pasar -- le
dijeron -- estas poniendo algo, dinos que es.
-- No la jueguen, estoy trabajando con el
ingeniero Alcidez ¿Ustedes saben si los llevo con él?
Los judiciales hicieron como si no hubieran
escuchado el nombre del pariente del subdirector de la corporación policíaca --
Pero aparte tú estás surtiendo a la rancherada, ya te conocemos.
-- Ja ja ja -- Rió alegremente -- no te
cuelgues -- le contestó al Gordo que era el que había tomado el control de las
preguntas -- ustedes son los efectivos
¿Porqué traen armas largas? Que yo sepa no son federales ¿A quién cuidan? ¿A
quién están esperando?
Los judiciales prefirieron retirarse porque
les salió más vivo al que querían acalambrar -- Nos vemos -- Le advirtieron --
mucho cuidado – El moreno prefirió no contestar para no entrar en
controversias, pero aún así se le quedó viendo fijamente al acompañante del
Gordo tratando de reconocer en sus facciones a algún conocido sin lograrlo.
Por la noche el Moreno se encontró con
Jacinto Romero en una yarda de venta de vehículos donde le platicó el incidente
de la carretera -- Fíjate que el pinche Gordo Osuna y otro güey tiene días
recorriendo la carretera de San Pedro a Todos Santos, a mí se me figura que le
están dando protección a alguien que está bajando avionetas en los Laureles o
San Marcos o de cualquier otro rancho, ya ves que estos nuevos funcionarios
públicos se están haciendo de ranchos.
-- Estoy esperando un asunto grueso -- Le
contestó el reportero -- está a punto de reventar, creo que el Ringo si no cayó
por lo de la cocaína de la bodega atrás de embarcaciones Díaz,
con esto si va a caer, andan
enredados la gente del Cochi Loco, los del Güero Palma, de García Ábrego y de
los Arellano Félix -- aclaró -- no sé donde están bajando la coca ya que andan
por Las Cruces, Los Planes, San Pedro, como dices tú, en Todos Santos, en Jesús
María en fin, hasta en Loreto y Guerrero Negro, más bien creo que va a ver un
pedo grande.
-- Lo raro es que no se han visto los
militares.
-- Mejor, como dice el pariente Jacobo, más vale no saber nada.
-- Oye, y ese cabrón, ¿dónde está?
-- Esta en San Lucas, vendiendo la droga del
delegado de la PGR.
El viernes 3 de noviembre, por la noche, todos
los detalles del operativo estaban cubiertos -- Si se les atraviesa algún
soplón no duden en dispararle -- Les ordenó el yanqui a sus más
allegados colaboradores -- Tu, Deivid dile a tus muchachos que cuentan con el
apoyo de la presidencia de la República, que nadie haga otra cosa que no sea lo
acordado, nosotros vamos a ir con los uniformes de la federal, con Ariel irán
los señalados por la DEA.
-- Oquei, el Abogado ya me dijo que habían
llegado los del norte.
-- !Sht¡ -- Le reconvino el comandante de la
PGR -- no te metas en eso, ese jale nosotros lo controlamos.
-- Yo nomás quería ser amable -- Respondió
Deivid.
-- No, no déjalo así, ¡toma! -- Le alargó la
mano con una onza de cocaína -- pa´ que le des a la palomilla, no quiero
errores, no se vayan a pasar.
Javier
Espinoza se hizo
a la mar con los Clementones, el
sábado por la mañana, con rumbo a los
bajos frente a Migriño. Pescaron pargo, robalo y curbina. Con casi media
tonelada de captura regresaron a las 3 de la tarde al paraje. Depositaron la carga
en unos cajones que acondicionaron como
cuartos fríos luego
la cubrieron con
hielo molido y sobre la tapa
pusieron una lona que ataron con soga. Se tiraron sobre las redes donde
descansaron plácidamente. Por la noche recorrieron la playa con intención de
agarrar algún quelonio que saliera a depositar sus huevos. No tuvieron éxito.
Pasada la media noche decidieron dormir un rato para hacerse a la mar -- Antes
de que salga el sol -- Dijo Clemente Ortiz -- si nos va bien, con quebrada y
pillamos una caguama de siete
filos -- haciendo planes el sueño los venció.
-- Se llama cocaína apá, no polvo blanco
¡oye! Hasta camiones grandes traen estos güeyes, parecen de la Conasupo, ya ni
chingan estos políticos.
A orillas de la pista clandestina Inocencio
Deivid se daba un pericazo con su escolta -- ¿No se ve ningún verde? --
Le preguntó por radio al comandante Leyva.
-- Espérame, voy a preguntarle al Gordo --
Enlazó la comunicación con los vigilantes de la carretera. Contestaron que el cielo estaba despejado.
Los minutos parecían que
no trascurrían. La tensión entre los diferentes grupos era cada vez más
evidente pero con cocaína inhalada lograban controlar cualquier explosión
nerviosa. Así estuvieron hasta que 2
horas de espera se oyó --- ¡Ahí viene, ahí viene!
Las lámparas que traía cada elemento las
prendieron rápidamente. Un avión Carabelle II de fabricación francesa se
deslizó suavemente pero no contaron con que la falta de aire en uno de sus
neumáticos obligaría a que el lado derecho del tren de
aterrizaje recargara el
peso provocando que
se quebrara ese lado. Después de unos minutos de deslizamiento
incontrolado, la nave frenó bruscamente. El piloto y acompañantes se golpearon
en la cabina.
-- ¡En la madre! -- Gritó el Patrón -- ¡Se
pegaron en la madre los pilotos, rápido suban a ver que les pasó... tengan
cuidado, no se vaya a prender esa madre! -- Héctor Omega, Martín Beta,
Ariel Appel, Sebastián Noriega, Juan
Chaquira, Félix Amador, Antón Benavides e Inocencio Deivid trataron de subir al
avión.
Una explosión en la cabina obligó a los
narco federales a desistir de sus propósitos. Esperaban que la conflagración se
extendiera por toda la nave. No fue así. Repuestos de la impresión y seguros de
que no había fuego subieron -- Uno de los pilotos está sangrando -- Informó por
radio Juan Chaquira -- aquí esta otro pero parece que no le pasó nada ¡ah
cabrón! Aquí esta otro que parece que está quemado, se queja mucho... ¡Allá
esta otro!, se queja del pecho, tiene la mano ensangrentada -- la información
era retransmitida al yanqui quien a su vez se enlazaba con Tirso Molina
pidiéndole información para saber dónde llevar a los heridos.
-- Mira -- Respondió -- a los heridos
tráetelos para La Paz, al rato te digo en que clínica, en cuanto a lo del avión
que lo vayan descargando ¿No hizo mucho ruido esa madre?
-- No, la explosión fue solo en la cabina.
Los pescadores que recién se habían dormido
despertaron bruscamente al oír el estruendo del avión al hacer tierra. Javier
sacó unos binoculares. Alcanzó a distinguir cuando el fuselaje pegaba en la
pista. Como la madrugada era clara y con la ayuda de las lámparas, en la pista
se veía todo lo que pasaba -- Es un avión grandísimo, parece que va enterrando
las llantas ¡en la madre!, pegó de pico
-- Le explicaba
a los Clementones -- ¡Vamos, a lo mejor necesitan ayuda!
-- Mira valecito -- Contestó Clemente
Trasviña -- aquí ocurren muchas cosas ¿tú crees que esos cabrones no tienen
todo previsto? -- Aseguró sus palabras dirigiéndose a su compadre -- ¿Verdad
tocayo?
-- Si tocayo -- Respondió Clemente Ortiz --
aquí al menos una vez por semana aterriza una avioneta.
-- De
acuerdo -- Respondió Javier -- pero no todos los días se accidentan, además
esta no es una avioneta, es un pinche avión grandote.
-- Más vale que no te metas en esos asuntos
si quieres seguir vivo -- Le dijo Clemente Ortiz.
-- ¡Miren! Se ven un chingo de carros, yo
creo que les cayó la judicial y los soldados porque se ven algunos camiones.
En el lugar del avionazo, el Abogado recibía
nuevas indicaciones del yanqui -- Pasen la carga pa´ los camiones, orita
estoy con ustedes pa' enterrar esa madre, manda
alguien con Leyva para que vayan buscando un operador de
motoconformadora -- luego preguntó -- ¿Con quién mandaste a los pilotos?.
-- Con el Félix y el Antón, llevan el radio
de Inocencio para estar al tanto.
-- Bien, diles que a la entrada a la ciudad
de La Paz les estará esperando un taxi, el número 34, transbordan a los
heridos, el taxista ya sabe para donde los va a llevar, los muchachos que le
sigan de lejos hasta la clínica, de ahí se van para el lugar convenido, ahorita
voy por la desviación, en unos minutos estoy con ustedes -- En el trayecto
cambió de parecer. Llegó a la población de Todos Santos para ayudar al
comandante Kino en la búsqueda del operador. No tuvo que buscar mucho, se lo
encontró sobre la carretera -- Quiubas -- lo saludó -- ¿Ya encontraste al
maquinista?
-- No -- Respondió un tanto asustado por la
falta de experiencia
-- Qué chingados, ¿de qué sirves pues?
-- En el Ejido Plutarco Elías calles hay un
amigo que maneja esas máquinas.
-- Vamos por él.
Ricardo Geraldo se encontraba desayunando
frijoles refritos. En una tortilla de harina ponía un trozo de chopito que
mordía de cuando en cuando mientras sorbía un trago de café de talega como le
llaman ellos al café colado en una bolsa de tela gruesa.
-- Ahí es donde vive el compa -- Le señaló
la vivienda el comandante Pedro Leyva
al yanqui de la
PGR. Parqueó la
suburban azul marino a un
lado de la casa de donde salió un perro moviendo la cola. Al abrir la puerta de
la camioneta, el animal empezó a ladrar.
-- ¡Ricardo! -- Gritó Pedro.
-- ¿Quién? -- Respondió de la cocina al
terminar de comer la enésima tortilla con queso.
-- Yo, el Palas, queremos que nos haga un
jale.
-- No puedo -- Respondió
Ricardo desde el umbral de la puerta principal -- estoy saliendo a Cabo san
Lucas, en cuanto termine de desayunar me voy.
-- Ni por todo el dinero del mundo, ya te
dije que voy a Cabo san Lucas.
-- Vamos -- Invitó el yanqui -- te
vamos a llevar a San Lucas y así regresas más rápido.
Ricardo confiaba en su paisano Pedro Leyva.
Subió a la suburban ante los ladridos del perro que corría de un lado para
otro. Frente a los ojos de Ricardo apareció una pistola calibre 45 -- ¡Vas a
jalar hijo de tu chingada madre! -- Le amenazó el comandante de la PGR.
-- No, pos así si baila mija con el señor.
-- Discúlpanos compadre pero es un asunto de
la federal, quieren enterrar un avión porque viene atrás de este otro con
cocaína, lo estamos esperando desde anoche para partirles en su madre a los
narcos.
-- A mi no me tienes que decir nada, mi
trabajo es mi trabajo y no le pido explicaciones a nadie ¿Cuánto dicen que me
van a pagar?
-- Un quinientón ahora y quinientos al
terminar.
-- Vamos pues, ¿dónde tiene la máquina?
-- Orita la va a traer Víctor Castillo en la
cama baja.
Cuando llegaron a Lomas de Baturi, los
camiones de la Conasupo salieron con la carga -- Se la llevan al rancho Jesús
María, el Veintinueve y el Cinco ya saben dónde queda -- Ordenó el yanqui.
Dirigiéndose a Juan chaquira y a Rubén
Fierro dijo -- Ustedes les
ponen cola, que vayan con ustedes solo
gente nuestra, no quiero broncas, la carretera está despejada, vayan con
confianza.
A lo lejos los Clementones le pedían de
favor a Javier que no se dejara ver mucho -- Agarra la onda -- Le dijo Clemente
Ortiz -- anda mucha gente y no parece que sean muy amistosos, además nos
traerían en vueltas las autoridades -- entre dientes le dijo a su compadre -- Y
luego este cabrón trae ese aparato para tomar películas, luego si enseña ese
cine nos van a chingar.
-- Déjalo, si acaso nos llaman las
autoridades les vamos a decir que nosotros no andábamos con él.
-- Pero ha estado volteando la cámara para
todos lados, de seguro ya estamos en la película.
-- ¡Vámonos Javier! -- Gritó enojado
Clemente Trasviña -- Ya son las siete de la mañana y no tarda en llegar tu
papá, ¿qué le vamos a decir si no tenemos la caguama que le prometimos? --
Siguió hablando solo -- se va a enojar con nosotros -- se acercó tomándolo del
brazo -- estamos perdiendo el tiempo.
-- ¡No! Déjame, he reconocido a un cabrón
que anda con los judiciales, esta película costará una feria, siempre que hacen
un decomiso se quedan con la mayor parte, de aquí salgo de jodido
-- O muerto -- Sentenció Clemente Ortiz que
ya asomaba síntomas de desesperación ante la negativa del jovenzuelo --
¡Vámonos a la chingada! ¿Tú crees que ahorita no caerán los militares? Esos
cabrones espían todos los lugares y rancho por rancho. Vámonos a pescar y así
no nos encontrarán cerca del paraje -- lo convenció.
Cuando salían los camiones con la carga
blanca, llegó Víctor Castillo manejando un trailer que transportaba una
motoconformadora que previamente había conseguido el director de Obras
Públicas, Santos Martínez. En las maniobras de desembarque le ayudó Ricardo
Geraldo para después ponerse a cavar un pozo en la parte delantera del avión. 4
horas más tarde lo dejaron solo.
-- ¡Vámonos! -- invitó el yanqui --
Hay que despejarnos con unas chelas.
Ricardo se quedó perplejo. A él le habían
dicho que esperaban la llegada de otro avión procedente de Colombia. Prefirió
no hacer ningún comentario ya que la verdad se hizo en su cerebro -- Con razón
no están los marinos y los militares -- pensó -- estos cabrones lo tenían todo
arreglado, el pedo es que si no me pagan la otra feria me tengo que aguantar
porque son capaces de matarme, ni pedo, me tocó perder.
-- Toma Ricardo -- Le dijo Pedro Leyva
sacando de sus cavilaciones al operador -- el comandante de la federal me pidió
que te diera este otro quinientón por ahorita y que más delante te mandará otra
feria.
-- No, no no, dígale a su amigo que con esto
me alcanza pa´ la casa, el jale no lo voy a reportar con el patrón.
-- Eso quería pedirte, no quiero que lo
comenten con nadie -- añadió -- los jefes esperan en éstos días la llegada de
aviones cargados con droga, les vamos a pegar en su madre a los narcos.
-- Ta' bueno, ten seguridad de que de mi
boca no saldrá nada -- le contestó no muy convencido.
A las 10:45 horas del domingo 5 de noviembre
de 1995, los lujosos vehículos Suburban, Explorer, Cheroques, Silverados, Jeep,
Altima, Mazda, Ghia, Ram Charger y Toyotas, robados en el extranjero,
enfilaron con rumbo la carretera
a grandes velocidades. Al pasar por el
vado la Víbora, la cheroque color blanco, que viera Jacinto Romero y Camilo
Cruz en la casa rosa de Fidepaz, manejada por el Chino Chang, sufrió una
voltereta donde resultó herido un judicial del estado -- Pero qué chingados --
Se quejó el yanqui fuera de sí -- este pedo está saliendo mal, estamos
salados, parecen mayates ¡Pasen a los heridos a la Suburban! Si no fuera por el
cartel de Tijuana ya hubiera votado este jale, ya nomás falta que aparezca un
bandido y nos robe la coca -- de pronto se quedó callado -- Chin -- pensó -- no
sería mala idea, de aquí salgo de pobre -- el miedo a los capos de
Tijuana le hizo entrar en razones
-- No, vale más que no le mueva, aquellos cabrones están muy pesados.
Después de dejar al judicial en la clínica,
María Luisa de la Peña, donde estaban atendidos por el médico centroamericano
Pedro Menchú los heridos del avión, los participantes del operativo Bajada se
dispersaron. Inocencio Deivid, Rulesindo Lobato y el yanqui se fueron a
Pichilingue -- Pa´ despejarnos de este pedo yo invito -- Dijo el comandante de
la federal.
Cuando pasaban por el malecón costero, por
la calle Salvatierra, Inocencio reconoció al periodista Jacinto Romero que
comía almejas chocolatas junto al policía Antonio Nieto y al comerciante Héctor
Méndez -- ¡Mira! – Señaló Inocencio -- ahí está ese cabrón -- luego se dirigió
a Rulesindo -- esta con su primo Nieto.
-- ¿Quién es? -- Preguntó el yanqui.
-- El cabrón que trae de
cola al hermano de este compa -- contestó Deivid -- resulta que reconocieron al
Auspicio, cuando levantaron al Güero Sol del Rosarito, hace unos días le puso
el dedo con el Ringo, le mandó un escrito donde hace referencia de algunos de
nosotros.
-- Si quieres orita le damos en su madre --
Añadió el yanqui -- traigo la
sangre caliente.
-- No, calmado, ese güey que está con él es
el comandante de homicidios y además el Ringo no quiere que le hagamos
daño porque se
nos haría un
pedo mundial --
Añadió el comandante Inocencio --
hace poco le quisimos poner un cuatro con la muerte del periodista del Heraldo
de México pero nos descubrió el pastel, es más, si ese güey se pone abusado nos
corren a la chingada, lo bueno que el gobernador tiene controlado a todos los
periodistas y nadie le quiso ayudar.
-- Ya, que sea pa´ menos, haber cuéntame,
tenemos toda la tarde para conocer la historia -- Se interesó el comandante de
la policía judicial federal Rafael Stanley.